La mala educación y la prepotencia

Cada día los abogados normales tenemos que soportar la mala educación o la inexistente urbanidad de los "dioses" de la Justicia.
Cuando tenemos la fortuna, porque no es otra cosa, de que un Juez/Magistrado sea correcto, casi damos saltos de alegría, pues lo normal es que sean displicentes y groseros hasta la extenuación e incluso algunos rayan en el sadismo y tienden a practicarlo en Sala.
Con sus togas de puñetas se sienten dotados de un poder imaginario y calderonianio sobre vidas y haciendas ajenas, pero sobre todo se creen con derecho a tratar de ridiculizar a los indefensos Letrados cuyas negras togas no les otorgan poderes comparables a las de los puños blancos.
Alguien, no se si el CGPJ o una Comisión de Abogados debería poder "marcar" cada año judicial los límites del respeto y consideración debidas a nosotros, los profesionales sin los que, como siempre digo, la Justicia estaría coja y manca de un lado.
En nuestra ciudad gozamos de varios ejemplares dignos de ser olvidados, por su falta de urbanidad, por no haber venido educaditos desde casa, por creerse, con toga, más que nadie, con una prepotencia lindera en lo ridículo; pero que el día que te la juegan, te amargan y para que el disfrute sea completo, les luce hacerlo ante los clientes.
Estos son como dicen las Escrituras de los que ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Alguno tiene la fortuna de que sus asuntos son Sota, Caballo y Rey, y cuando meten la pata no se nota demasiado, aunque algún que otro revolcón les devuelve la Audiencia.
Son nuestra pesada cruz y como en la Vía Dolorosa, a veces nos caemos, pero somos obligados, por nuestro propio sentido de la responsabilidad, a levantarnos y seguir llevando el peso al menos hasta el Gólgota (lease Audiencia Provincial, Tribunal Superior de Justicia o Tribunal Supremo, según el caso).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobresaltos.

Tan deprisa, tan despacio.

Somos personas y esto una pandemia.