Una colleja.
El tiempo y la educación hacen que, cuando más de una vez nos da gana de soltar alguna, nos contengamos, pero con sinceridad, en muchas ocasiones quisiera peder los frenos y soltarlsela a alguno que de compañero tiene lo mismo que yo de abadesa. El que hoy se la merece, se la lleva ganando a pulso desde julio del año pasado. Me tiene harta, cansada y aburrida, a mi y al Juzgado, que ya le ha devuelto dos cosas y va camino de devolverle otras dos. El muy cansino repite una y otra vez lo mismo, pues debe creer que una mentira repetida cien veces se convierte en verdad por su sola y exclusiva voluntad. Al final, el "no debidamente collejado" es de los que dan mala fama a la profesión, por querulante, recurrente y en definitiva ignorante del derecho y sacaperras, porque los artificios juridicos le están saliendo a su cliente por una pasta.