Educación y respeto.
Esta mañana en el juicio, que no se ha celebrado, por incomparecencia del actor, el Magistrado al terminar, ha pedido disculpas al demandado por haberle hecho ir hasta allí. Por lo inusual de la situación me ha sorprendido muy gratamente, y para variar, me ha reconciliado con la parte más humana y educada de la Magistratura. Lo que debría ser lo normal, explicar a las partes, legos en derecho, por qué hay veces que no se puede celebrar un juicio o por qué hay que suspenderlo, o como hoy, hacerle ver que no estamos allí para fastidiar y jorobarle la mañana, si no que tenemos que estar porque es imprescindible para impartir y recibir justicia, no cuesta más que unos segundos y demuestra a los justiciables que no son sólo un número de expediente y como tales son tratados, si no que son personas y sus problemas, que son los que entre todos tratamos de solventar, nos importan y lo que hacemos y la razón de hacerlo tiene que ver con ellos. Por desgracia, esta rara vez se produce, aunque debi