Nuevo curso y cambios

Ya estamos metidos en la vorágine del trabajo, y lo primero que hemos visto al llegar a los Juzgados son cambios de mobiliario (Despachos de Instrucción 1), movimientos geográficos de personal (Fiscalía de Menores), caras que ya no están y otras que acaban de llegar (el Magistrado de Instancia 3 y la agente judicial de Menores).
Esos movimientos, sobre todo de personal, en la mayoría de las ocasiones, perjudican, más que favorecen el trabajo. Otras veces son una bendición del cielo, para los funcionarios, para los profesionales o para los justiciables.
Si el cambio es por sustitutos o interinos, solemos perder con el cambio, cuando las incorporaciones son titulares, no sé qué decir.
Al final unos y otros, titulares, interinos y suplentes, se amoldan al sitio. Si el Juzgado es un desastre, lo sigue siendo y si funcionaba bien, lo estropean, como llevamos años viendo.
Sería bueno encontrar el diagnóstico certero de la enfermedad que aqueja a la Justicia para proporcionarle el tratamiento adecuado, mientras tanto, con más medios materiales y/o humanos, le damos ibuprofeno a un enfermo que necesita antibióticos.

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