Impertinencias

Esta mañana tenía un juicio en el Penal, una violencia de género, y como voy estando mayor, he pensado en voz baja, por lo que he recibido la pertinente, merecida y oportuna reprensión por parte de su Señoría. Pero lo cierto y verdad es que sigo pensando lo que dije.
Además tenía como compañera de estrado a una Fiscal en prácticas, que si hubiera informado a menor velocidad yo hubiera seguido mejor su discurso, pero hablaba como un disco de 33 rpm puesto a 72 (de los de gramófono de bocina). Pensaba que yo hablaba deprisa, pero ni de lejos llego a la velocidad de esta chica jovencita.
Como digo, voy estando mayor.
Tras dos horas y tres cuartos de juicio, he salido exhausta y renegando de la duración de la vista, me estoy volviendo aún más impaciente de lo que lo era hasta ahora. Ya no aguanto casi nada ni a casi nadie, puede ser porque mi contrario me ha aburrido hasta el extremo con su interrogatorio reiterativo y en muchas ocasiones malintencionado y ni que decir que el informe ha sido otra vez más de lo mismo.
Mañana tengo la mitad de la jornada llena de reuniones, veremos si no hago lo mismo de hoy, pensar en voz alta.

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