La minuta más difícil

Hoy, por fin, tras un par de intentos previos, he comenzado a confeccionar una minuta que me trae por la calle de la amargura.
Y eso después de pedir un nuevo plazo para conseguir que me traduzcan el Derecho Rumano de Familia, de revisar un Expediente Administrativo, de tener una cliente en el despacho esta tarde.
La mañana tampoco ha sido liviana. Pero es mi vida, no me quejo.
Cuando me he puesto delante de los números (medianamente en serio) ya estaba cansada de pensar y, en el fondo, me asusta la idea de que Hacienda se lleve el trabajo de mucho tiempo.
Como habréis comprobado los que me leéis habitualmente, cuando algo se me atraganta necesito un par de días y mucha voluntad para engullirlo, y esta tarde esa conditio sine qua non ( la voluntad) ha brillado por su ausencia más absoluta.
El viernes, sin falta, me pongo con la minuta en cuestión.
Mientras tanto tengo que ultimar el resumen de prueba de un divorcio para el viernes (se pospuso tres veces) y una reunión del jueves por la tarde para modificar de mutuo acuerdo un régimen de visitas de un menor.
Con ambas cosas despejaré mi cabeza y me podré poner con los números.

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