Algunas mujeres, algunos divorcios

Los divorcios nunca son iguales, nunca son fáciles, nunca son agradables.
Cada persona afronta la crisis y la supera según su propia personalidad. Las mujeres, a las que, a diario tengo enfrente o a mi lado, me enseñan muchas cosas, unas son ejemplos a seguir, otras me ponen en guardia sobre lo que nunca hay que hacer.
He tenido la fortuna de tener que defender a mujeres sensatas, capaces de enfrentar serenamente el drama, formadas respecto de los valores esenciales, con estudios, o sin ellos.
Una de las que más y mejor me ha impresionado ha sido la que he tenido hoy en el despacho. Su capacidad, su fortaleza, su sensatez, su aguante, su templanza me han confrontado con mis limitaciones y conductas repetidas. Esa mujer merece lo mejor de mi misma, como abogada, para terminar, aunque sea parcialmente y con bien este paso obligatorio de los divorcios que son las ejecuciones de sentencia.

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