18 años no es nada

Hoy se han cumplido 18 años desde que mi hermana me impuso la toga en el antiguo salón de actos del Colegio de los Juzgados y, posteriormente, ante la Audiencia Provincial, pronuncié mi juramento como abogada.
Hay días que parece que fue ayer, como esta mañana cuando me han desestimado una impugnación de unos honorarios abusivos, se le han pagado 1.500 € por una querella y ahora, además, el madrileño le ha reclamado 3.500 € más por no hacer nada, nada, nada mas. Bueno, pues la Secretaria, tras, al menos dos, oportunas llamadas del madrileño, dice que, como aquí atamos los perros con longaniza, que se le deben. Y digo que parece que fue ayer, porque me sorprende la estulticia humana como lo hacía el 14 de mayo de 1994.
Otras veces si que soy consciente del tiempo transcurrido, como hoy, ya no me he molestado por esa degradación y papanatismo presente en nuestro entorno, me limito a intentar solventar el entuerto montado por el terrible corta /pega que tiene el mismo sentido que si fuera un niño de tres años el que aporrease el ordenador, y encima tratando de echarme a mi la culpa por que carece de argumentos reales y jurídicos en los que fundamentar su decisión.
Os voy a contar cómo lo he celebrado, dando un paseo en bicicleta durante 45 minutos a toda la velocidad que daban mis piernas.
A los que leéis el blog y sois jurantes del 94 FELICIDADES.

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