Revoltosa y gamberra.

Hay días en que, con todo el trabajo que vas sacando adelante, todas las cosas que haces y todo lo que sabes que te queda por hacer, a una hora ya nada prudencial, acabas con un estado de ánimo que mezcla la revolución con el gamberrismo.
Igual te pones a colorear los Autos, con todos los fluorescentes de la caja, para desestresar; que te marcas unos pasos de baile camino de la cocina, cuando vas a por el enésimo café; que decides comprarte un par de zapatos por internet, aprovechando el black friday; o en último caso, descolgar el teléfono y reirte un rato con alguna buena amiga.
Tras esos instantes de relax y paz, volver a la tarea se hace mucho más llevadero, incluso se ven cosas, que antes, con el exceso de concentración se estaban escapando.
No todo el tiempo estamos serios y sesudos ante los papeles y los ordenadores, a veces tenemos que hacer esos imprescindibles breaks para poder seguir otro par de horas, o tres, y llegar a casa con la conciencia de haber terminado el trabajo.

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