Eterno.

Hay procedimientos que se eternizan, no se sabe exactamente por qué, pero es así. 
A principios de la primavera pasada, presenté una demanda de modificación de medidas, y hasta hoy, no me han proveído que a la demandada le quedan diecinueve días para contestarla. Así pues, seguimos esperando.
Mi cliente, con una paciencia que supera con creces a la de Job, cada semana me pone un whatsapp para preguntar ¿qué hay de lo mío?. Llevo meses y meses diciéndole que aún no teníamos nada, y hoy ya tenemos algo, casi un mes más de espera, vamos que pasara más de un año antes de que el pobre chico pueda ver resuelta su petición de reducción de alimentos, y si nos descuidamos, su situación económica habría cambiado nuevamente y nos habremos quedado sin causa de pedir.
Así es imposible que haya Justicia, todos conocemos la sentencia Justicia tardía no es Justicia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobresaltos.

Tan deprisa, tan despacio.

Somos personas y esto una pandemia.