Me tocó.

Desde hace unos días me acosan los asuntos administrativos. Como veis he soltado, temporalmente, hasta septiembre, mis queridos "familia".
Así no me aburro, el 31 de julio tengo que presentar el último.
Me enfrento a mi misma y a mi aversión a la pelea injusta. 
Suelo renegar muchas veces de las sentencias que me dictan, los lectores habituales lo saben y lo sufren con frecuencia, pero en civil, familia o penal, si incluso en penal pese a la preminencia del Ministerio Público, la contienda es más ajustada en armas y bagajes.
En el supuesto de los asuntos asministrativos, no hay justa lid entre demandante y demandado, si no, una lucha desigual de David contra un Goliat descomunal y mientra el segundo tiene una coraza del metal más duro imaginable, el primero va armado con un tirachinas infantil. Sólo en el caso de que con una infinita fortuna se atine en el único punto débil del monstruo, se consigue que el pobre administrado vea reparado el atropello administrativo sufrido.
Vamos queda claro que no me gusta jugar como visitante con un árbitro casero y con mi balón desinflado.

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