Los abuelos.

Cada vez se está volviendo más habitual el que los abuelos tengan que reclamar, ante los tribunales, lo que siempre ha sido algo natural, la relación con sus propios nietos.
Es triste y desagradable tener que enfrentar a los antecesores de un niño, e incluso violentó, en el caso de tener que hacerlo en una Sala de Vistas.
El egoísmo, la intransigencia, el rencor fundamentado o inventado, y pensar siempre en la exclusividad, olvidando a la pequeñas víctimas y los perjuicios que se le causan, está en la base de este drama.
Los niños, según la Declaración de Ginebra de Derechos del Niño de 1924, la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU de 1959 y la Convención sobre los Derechos de los Niños de 1989, tienen derecho a UNA FAMILIA.
No debería ser necesario ponerlo negro sobre blanco, porque los que hoy impiden a sus hijos tener abuelos, disfrutaron de los suyos. Sin embargo, terminamos imponiendo de forma coercitiva el ejercicio del derecho a los padres/madres que se niegan a facilitar el contacto con la familia extensa.
Sería mejor más sentido común y menos resoluciones judiciales para resolver estos conflictos.

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