Hace calor.

Y en una proporción exponencial a la subida de las temperaturas, se reducen, implacablemente, mis ganas de trabajar por la tarde.
Sin embargo, en los Juzgados, a estas alturas, ponen la directa.
Lo peor es el embotamiento mental, superior al habitual, dado el tiempo transcurrido desde mis últimas vacaciones (Carnavales).
Esta tarde, con mis padawans hemos estado revisando un asunto de familia y no podía casi ni discutir los argumentos que me ofrecía una de ellas.
Se me nota, hasta en el blog, el trabajo que me cuesta.

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