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Hace dos minutos he compartido en Facebook un enlace de un compañero, abogado que trabaja en uno de los despachos que llevan la defensa de algunos de los ultimos políticos imputados en la operación "Púnica". En su artículo alaba el arduo trabajo que realizan esos letrados, aunque olvida mencionar el pequeño detalle de que, en esos casos, las minutas se acomodan al esfuerzo personal y jurídico realizado. 
Mi queja viene de que ese mismo letrado, ni ninguno de los que en esos despachos trabajan, se acuerdan de que, sin ser tan famosos, los demás también tenemos clientes que se ven estigmatizados en la prensa local cuando pasan por los tribunales. Tampoco se menciona que muchas veces, nosotros, los de a pie, no podemos preparar interminables declaraciones en sede judicial, porque nuestro imputado, que es de oficio y no tiene ni para pipas, no se puede desplazar a nuestro despacho cuatro tardes seguidas, o le vemos en la puerta de la Sala de vistas, con lo que ni declaración ni nada, nosotros solitos con los papeles y a defender, como se pueda con lo que hay.
Me encantaría verles aquí en la puerta del Penal, con la funcionaria voceando al desconocido presunto condenado que se enfrenta a una pena de cinco años, y del que sólo tienes papeles de la acusación, sin peritos tuyos ni nada que remotamente se le pueda parecer, sin expertos que contradigan lo escrito por la Policía, sin nada, mas que tus propios recursos.    

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