¡Qué sofocón!

Ya ha llegado el verano, con sus inconvenientes, el calor tórrido y los odiosos mosquitos, y sus muchas ventajas.
Lo peor para nosotros es tener que ponerse las togas para entrar en Sala, sobre todo, si, como la mía, es de paño y forrada de raso, y en mi caso, además, con medias. Ya se que es una tontería, pero considero una falta de educación no llevarlas.
Como no se puede trabajar a casi cuarenta grados, tenemos como aliado insustituible el aire acondicionado de los despachos.
A pesar de todo, lo que nos pide el cuerpo son chanclas, biquini y piscina.

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