Recurrir o parar.

Hay ocasiones en que realmente no se sabe qué es mejor para el cliente, si perseverar en una lucha inútil e incluso potencialmente lesiva, en lo personal y en lo temporal, o usar todos los recursos legales a tu disposición.
El dilema es importante y tiene dos perspectivas para ser afrontado, la meramente profesional, no exenta de vanidad letrada, y la también humana, cuando consideras al cliente, además de un expediente, un hombre.
Si a ello se une la inoperancia de ciertas instituciones creadas para paliar determinados problemas, que unas veces estorban de más o no aparecen cuando se les necesita, hemos conseguido la cuadratura del círculo.

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