Lo que cuesta.

Si, eso mismo, a veces, las cosas normales se vuelven dificultosas hasta el extremo por culpa exclusiva de uno mismo.
Llevaba varias semanas posponiendo la redacción de una demanda de procedimiento ordinario, hasta aquí lo normal, sin embargo, me ha costado lo indecible sentarme con la tranquilidad requerida para hacerlo. Esta mañana, con el espíritu torturado por no haber cumplido con mi deber, me he puesto a redactarla, y esta tarde he concluido la primera versión. Ya está, ya no me siento fatal cada vez que llego al despacho pensando en cómo hincarle el diente al asunto. Si nada se tuerce, el lunes se quedará presentada.
Eso no es lo único que me ha costado últimamente, por mi cumpleaños pedí unas botas, y hasta hoy, no han llegado, casi dos meses después!!!.

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