Perros viejos.

Hace mil años, cuando yo era una debutante, un letrado experimentado me dijo, "no hay cosa a la que le tema más, que un novato, tienen todo el tiempo del mundo para estudiar y prepararse los asuntos".
Hoy, mucho tiempo después, le doy parcialmente la razón. Tienen tiempo.
Sin embargo, siempre un perro viejo tiene sus triunfos. Aspectos como el control del paso del tiempo por medio de la utilización y el abuso de tretas, recursos y subterfugios varios, delatan su condición. El único problema es que, a veces, por mirar su propio ombligo y darse palmaditas en la espalda por lo hábiles que son, acaban perjudicando al cliente y ganándose, merecidamente su "fama".

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