Estorbos

Cada día me convenzo más de que la figura de la acusación particular está en vías de extinción.
Se produce en nuestros tribunales la caza indiscriminada y feroz de la pobre acusación privada.
Todos se quieren deshacer de ella, y los primeros interesados no son, como pudiese parecer, los Letrados defensores, no, son los Fiscales y los Jueces.
Los primeros por detentar en exclusiva la potestad de decidir qué delitos se persiguen y cuales no. Ese privilegio,, según su entendimiento, es suyo, "su tesoro".
Los segundos por evitarse la molestia que supone tener que atender a las peticiones de quien ninguna vela debe tener en el entierro en cuestión.
Al final, y por vía de los hechos consumados, nos obvian, ladean, apartan y separan, cual estorbo molesto.

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