Y seguimos soportándolo todo.

Los letrados, desunidos por esencia e idiosincracia, no somos capaces de unirnos, ni estamos dotados de la mínima capacidad de coordinación gremial.
Cada día nos enfrentamos a situaciones inverosímiles, y seguimos poniendo la otra mejilla. Luego, al llegar al despacho, explicamos lo inexplicable a nuestro cliente, el cual comprende, incluso menos que nosotros, cómo es posible que lo sucedido haya acontecido.
No, hoy no me refiero a resoluciones judiciales increíbles con fundamentaciones embutidas con calzador. Hablo de procedimiento, de expedientes que se pierden, de recursos y escritos que no sólo no se proveen, si no que ni siquiera "existen" y dan lugar a una carga adicional de trabajo para nosotros, pues nos obliga a presentar nulidades de actuaciones.
Y sin hacer nada, seguimos soportándolo todo.

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