Sensatez

Hoy me he reconciliado con el aparato estatal represor, aunque he de confesar que no me he sorprendido, ya que conozco hace un tiempo a su representante y desde siempre me ha constado tanto su capacidad profesional como su calidad personal.
La sensatez de que ha hecho gala debería ser la norma y no la excepción.
Muy al contrario de la situación que padecí el pasado lunes con una impresentable jurídica y humanamente.
No se es mejor jurista por ser arrogante y soberbio, ni se gana el respeto y el aprecio de colegas y contrarios con semejante actitud.
Los profesionales deberíamos mantener esa actitud de escuchar sin prejuzgar y rebatir con argumentos.
No se trata de acomodarse a una forma abstrusa de imponer los propios criterios sin un mínimo de razonamiento lógico, que es en definitiva lo que nos distingue como homo sapiens sapiens.

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