Colaboración.

Nuestra profesión, por suerte o por desgracia es la más solitaria de todas, incluso más que la de los toreros, que tienen cuadrilla.
Estudiamos solos, informamos solos, concluimos solos, siempre estamos solos. 
Pero esto es una verdad a medias, normalmente tenemos un buen grupo de amigos que por suerte son compañeros, que nos ayudan cuando no tenemos muy claro el camino a seguir, cuando nos aterra el folio en blanco, cuando el problema del cliente parece irresoluble.
Unas veces son aquellos con más años de experiencia o con una dedicación mayor a la materia, pero en otras ocasiones son los más jóvenes, los recién llegados, los que nos ayudan a dar con la tecla.
Les consultamos por mail, por whatsapp, en los recesos entre juicios, en la biblioteca colegial, en los cafés en el bar de la esquina de los juzgados.
Esa colaboración es fundamental y no debe perderse nunca, yo al menos, cada día la cultivo y la abono, y seguiré haciendolo. 

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