Aunque sea domingo

Los abogados, somos de esas profesiones liberales que, aunque sea domingo, después de Navidad, y a pesar de no estar de guardia, trabajamos.
Nunca falta un amable juez, que tiene a bien señalarnos un juicio, de esos que nosotros solemos llamar gordos, a las 9 de la mañana del lunes, a ser posible a 80 o 90 kilómetros de casa. Y si coincide con la vuelta al Cole, miel sobre hojuelas. 
Mañana, sin anestesia, sin solución de continuidad y con rastros de purpurina de los adornos navideños brillando aún en los dedos, hay que volver a sentarse en el despacho, en el estrado, en la sala de reuniones o en la Comisaría, porque para nosotros, no hay vacaciones, ya ni en agosto. Nos esperan las demandas, las contestaciones, los escritos de calificación provisional, los recursos, las ejecuciones y las ejecutorias. Recuperamos la rutina, que ya no se verá interrumpida hasta el mes de agosto, porque en Semana Santa, dos días no cunden nada.
 

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