Negociar y pactar.

Después de muchos días de incertidumbre, pues no podía negociar una propuesta que nos habían hecho, ya que mi cliente se encontraba en el extranjero, hoy por fin, dos días antes del juicio, hemos podido cerrar el acuerdo, a satisfacción de ambas partes. 
Da gusto poder culminar las esperanzas de uno sin machacar excesivamente al otro, y todo porque ambas partes ponen buena voluntad.
Ahora mi cliente duerme tranquilo y el contrario no tiene que pelear para recortar la indemnización. Todos ganan, pero no sin trabajo por parte de los Letrados, los cuales, en vez de tener que preparar el juicio, pasan horas al teléfono o cruzando emails para cerrar todos los flecos.
 

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