Y ahora lloran...

Durante los últimos meses habéis tenido cumplida información del discurrir de uno de mis asuntos más "curiosos", incluido el resultado final, el contrato de marras.
Ahora, tras ningunearme e ignorarme, teniendo la certeza de hacerlo mal, cuando les he enviado la minuta, pretenden darme pena. Pobrecitos ellos. Pero el cliente, a nombre de quien iba la demanda, ese, no da la cara. Se meten por delante otros miembros de la familia, pero el verdadero autor, se mantiene en la retaguardia.
Ellos, que no tuvieron la dignidad de llamarme para comunicarme su decisión,  ahora pretenden conmoverme y sólo consiguen que me enfade más.
No se sentían obligados a contarme, yo no me siento obligada a nada para con ellos.
Tienen lo que han buscado y ahora lloran. Pues que lo hagan sobre otro hombro.

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