Esta mañana empezó como cualquier otro lunes corriente, tenía planificado el trabajo a realizar, tanto en la mañana, como en la tarde, sin embargo, cualquier previsión se desmoronó cuando, a las nueve y media de la mañana me suena el móvil, y desde el Juzgado de lo Penal me dicen que tengo un juicio a esa misma hora, para defender de un robo con fuerza, a una persona de la que ni me suena el nombre, y que no me consta que me haya sido designada. Tras revisar concienzudamente todos los correos de las últimas semanas con las designaciones del Colegio, y hablar con el LAJ del Juzgado, me entero que a ellos mi nombramiento les llegó el jueves 27 de febrero, a mí nunca me ha llegado. Tal como estaba, es decir con ropa de despacho, agarro mi mochila y me bajo al Palacio de Justicia, entro en la Sala y le explico al Magistrado que no sé nada de esto, y me tiende amablemente los Autos, le pido poder subirmelos para poder estudiarlos con un poco de calma, porque en ningún caso me iban a suspend
Un muy concreto Juzgado de aquí, anda en estos últimos tiempos muy desquiciado. Siempre hemos podido presumir de su eficiencia y su celeridad, cosas imprescindibles, dada la materia que resuelve. Sin embargo, pese a que no se han producido cambio importantes en el personal de la Oficina Judicial, sus retrasos, en la resolución de determinados asuntos, además de inexplicable, es intolerable. Dos Sentencias pendientes desde el 17 de diciembre, ambas fundamentales, sin dictarse, y un Auto bastante accesorio, ya dictado, cuya vista se celebró no hace diez días. Los retrasos eternos cuando el asunto lleva cuentas matemáticas, siempre se han producido en ese Juzgado, pero ahora hablamos de otra cosa, de medidas urgentes e importantes, pero parece que le da igual, a quien ha de poner las resoluciones. El de la toga con puñetas, está, literalmente, a un paso de una estupenda queja ante el CGPJ y una reclamación patrimonial. Ya sé que no lee estas líneas, pero los que si las leen y lo conocen,
Ayer no puede escribir el post habitual, porque tuve obligaciones personales, es decir, dado que la Universidad en Madrid ha cerrado sus puertas y para evitar que mi hijo viajase en transporte colectivo, me fui a recogerle. Y hoy, pese a las noticias cada vez menos tranquilizadoras, el CGPJ, no acuerda la suspensión temporal de TODOS los procedimientos, en Madrid y en el resto del país. Con ello sólo contribuye a ponernos en riesgo a los abogados, que podemos ser mayores, asmáticos, enfermos de corazón, embarazadas, etc, y que sin embargo nos vemos obligados a acudir a pasillos llenos de personas, también en riesgo, a Comisarías y centros de detención, a salas de vistas en donde es imposible mantener la distancia de seguridad, a declaraciones a despachos de magistrados de 3x3 metros en donde nos hacinamos 6 o más personas.... En serio que valemos tan poco que no merecemos el mismo trato que los profesores y maestros, que los actores o los taquilleros, que los asistentes a un partido de
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