Victimizar.

A veces, nuestros clientes son víctimas reales o imaginarias, concretas o exageradas.
En otras ocasiones victimizan a quienes les rodean, conceden caprichos inadecuados, exageran y dramatizan comportamientos ajenos y en definitiva destruyen la normal evolución y desarrollo, tanto emocional como psíquico, en sentido amplio, de aquellos a los que pretenden proteger.
Es una especie de Síndrome de Münchhausen, me explico, el cliente
utiliza un aire exageradamente dramático para lo que le pasa pero sus explicaciones son vagas e inconsistentes.
Al final repercute toda su imaginaria victimidad ( permítaseme el palabro) con su entorno más cercano.

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