Todo a la vez... y Hacienda

Los días en que tienes que hacerlo todo, estás con la moral tocada y encima toca enfrentarse con Hacienda, son los peores de todos.
Buscas excusas para posponer las revisiones de las facturas, las minutas, etc, pero mientras o haces, oyes al Ministro de Hacienda de turno, que me da igual quien sea, soplando en tu nuca.
Preparas un par de escritos de trámite, te vuelves a sentir fatal por lo sucedido el día anterior, repasas mentalmente lo que has discutido en las tres reuniones que has soportado, vuelves mirar por antepenúltima vez el informe pericial, que desde el principio no te convencía, relees la sentencia tan ajustada al asunto y que al final...veremos si la oye... y nuevamente, el Ministro detrás de ti, consiguiendo que, por mas que lo intentes, tu concentración está al 70%.
Ya por fin, sacas las carpetas, la de ingresos y gastos (lo de sacar es un decir, las tengo digitalizadas) y la del banco, que esa si va en papel. Una vez que empiezas a hacer números, te abstraes del todo, en ese momento el 100% de ti está con Hacienda y terminadas las cuentas (hoja de excel mediante), todo cuadra y el susto es menor de lo esperado. Gran suspiro de alivio.
Ya está, ya puedes volver a trabajar porque el Ministro se ha ido a dar la murga a otro abogado de a pie, como tu, que decidió que las clases de financiero y tributario de la carrera le servían para algo más que para terminar la licenciatura y así cada tres meses desde el mes de julio de 1994.

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