Defensa y representación.
Los Letrados nos encontramos con el problema de cómo hablamos, en la Sala, de nuestros clientes. Después de pasar horas y horas, en nuestros escritos, refiriéndonos a ellos, como "patrocinado", "representado", "poderdante", "mandante", etc, en la vista, y dado que ya no es un encabezado por los Procuradores, los abogados hablamos por nosotros mismos.
En estos casos nos referimos a él como nuestro defendido o nuestro cliente, o el acusado, o el denunciado o el detenido o el imputado, o el condenado, dependiendo del momento procesal de que se trate.
La precisión lingüística, aunque parezca baladí, no lo es, ya que a los abogados, por ley, les está vetado el ejercicio de la representación de la parte.
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