No me da igual.

Como me importa la consecución de la Justicia, sí, con mayúsculas. Como me preocupa el imperio de la ley sobre la arbitrariedad. Como, mientras no se demuestre lo contrario, seguimos teniendo un sistema jurídico basado en la ley escrita. Quiero alzarme contra la desidia general.
Esta mañana he preparado un recurso de apelación contras un Auto que denegaba la suspensión de una pena privativa de libertad a un chico, al que le han caído seis meses, que al tiempo de comisión de los hechos no tenía ninguna condena firme y que puede/podrá pagar los 90 euros de responsabilidad civil. El delito, un hurto de cacerolas y menaje de cocina, que fue recuperado, y que nunca sabremos cúanto valía, ya que no se aportaron ni facturas ni periciales.
Por otro lado, en mi Twiter, cada día me sorprendo con alguna nueva ocurrencia del Tribunal Supremo o de alguna Audiencia Provincial, pues ahora en lugar de leer lo primero la ley escrita y a partir de ahí ver si los hechos, civiles o penales, tienen encuadre en ella, los Magistrados se dedican a inventarse las normas. Ya lo he dicho en alguna ocasión, pero los Jueces, mal que les pese, y aunque se sienten en las Salas de la Plaza de la Villa de París, NO SON LEGISLADORES.
Nada hace más daño a la Justicia, que no es mas que la constante voluntad de dar a cada uno su derecho, que las eruditas y erudiscentes disertaciones doctrinales de quienes ni son profesores, ni son legisladores, de los jueces, con la excusa infumable de "iuris novit curia". 
Espeluznante cajón de sastre donde cabe todo y de donde puede salir cualquier cosa.
Si quieren legislar, que se presenten a las elecciones o se vayan a un país de common law. 

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