Perro flaco, todo pulgas.

Eso es lo que nos pasa a los pobres abogados de a pie, que no tenemos impresionantes despachos llenos de secretarias y que no cobramos a 600 € la consulta, ni 10.000 de provisión de fondos, los que pasamos apuros para pagar el Colegio de los niños algunos meses y que usamos el pago del Turno de Oficio del verano para tener unas vacaciones algo mejores.
Todos los problemas son para nosotros, los de nuestros clientes, los de la falta de presupuesto del Ministerio, los de la falta de cumplir con su trabajo de otros operadores jurídicos, etc.
Cuando tenemos un conflicto nadie nos ayuda, y ni siquiera nos ayudamos entre nosotros tenemos una incapacidad temperamental para ponernos de acuerdo, nunca, ni aunque nos toquen nuestros escuálidos bolsillos.
Y después de todo, seguimos de frente ayudando a unos, a otros y hasta al potro, porque es nuestra obligación, incluso a costa de mucho.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobresaltos.

Tan deprisa, tan despacio.

Somos personas y esto una pandemia.