De traca.

Si, eso ha sido la vista de esta mañana. Uno de los acusados, ahora ya condenado en sentencia firme, se ha presentado cuarenta minutos después de la hora, y cuando ya habían declarado dos testigos más el otro acusado. Hemos parado rotativas, y tras el estupor, un receso y las carcajadas de las cuatro togadas, hemos celebrado un juicio de conformidad, pues la oferta del Miniterio público era de esas que no puedes rechazar, de dieciocho meses a seis, ¡cómo se nota que estamos en periodo de rebajas aún!.
Y lo de la tarde ha sido casi peor. En una querella me requiere el querellante documentos que él encargó a su abogado, éste lo redactó y ambas partes firmaron y cada uno se quedó una copia. También me exige los comprobantes de haber pagado, cuando las matrices del talonario de recibos las tiene él, y por último se inventa que hay gente que se ha llevado cosas y quiere que le digamos quienes eran esas personas. Vamos, que trata de acusarme de hurto y pide cosas que nada tienen que ver con el presunto delito.
En fin.

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