Víctimas de la vida.

Hay ocasiones en que nuestro trabajo nos pone en contacto con personas que, más que víctimas de una injusticia o de un delito, lo son de la vida misma.
No podemos, o al menos yo no se encontrar respuestas para solventar esa situación.
Llego hasta el punto de presentar las pertinentes demandas o de redactar las oportunas querellas, pero, como ser humano, me queda el desasosiego de no poder ayudar más.
Otras veces pedirías el castigo perpetuo para determinados mequetrefes y personajillos, a los que, curiosamente, se les hace todo el caso del mundo, y obtienen una justicia que no es tal ya que sólo ellos se han colocado en la "penosa" situación que les lleva o hace llegar hasta los tribunales.
Quiero un mundo perfecto...

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