Se van arreglando los entuertos.

Poco a poco, y sin que sirva de precedente, las cosas del Juzgado, parecen empezar a adquirir lógica. El Juicio del lunes 16 tiene pinta de que no se celebrará. Ya he fotocopiado los 1687 folios de la estafa del 1 de octubre, aunque aún no he empezado a leerlos, pero todo se andará. 
Ahora lo que ronda mi cabeza es el asunto de la modificación sobre la Abogacía y la Procura, que se cierne sobre nuestras cabezas.
Desde siempre, y mis compañeros Procuradores que me conocen lo saben, he sido y continúo siendo, defensora de la labor que realizan y que me resulta imprescindible. No comparto la tesis de que incrementa los gastos para los clientes, y, por contra, considero que son nuestros ojos y nuestros oídos en los partidos judiciales donde no residimos; son espectadores de excepción en las vistas civiles y perciben su desarrollo con un desapasionamiento del que nosotros carecemos por la adrenalina. Son complementarios a nosotros.
Ellos están preocupados, y nosotros también deberíamos estarlo.
Yo he puesto mi exiguo grano de arena en contra firmando la petición.

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