Falta de voluntad y de capacidad de comprensión.

La prueba patente de ambas cosas, falta de voluntad y falta de capacidad de comprensión, la he sufrido esta tarde en el despacho.
Tenía una reunión para tratar de concertar un divorcio de mutuo acuerdo, y una de las partes tras haber llegado con muchas reservas, ha mostrado que, en realidad, nunca quiso en convenio, sólo quería hacer su capricho y desoír la realidad sobre la que debía asentarse su futura relación ex matrimonial.
Además de pretender una cantidad exorbitante en concepto de alimentos, con menos de cuarenta años ansiaba una pensión compensatoria, eso si, habiendo estado incorporada al mercado laboral.
Al final se ha marchado y tendremos que ir a un procedimiento contencioso.
Debería estar acostumbrada a que muchas mujeres se crean que van a dejar a sus ex maridos en calzoncillos, sin que les importe, ni lo más mínimo, la verdadera situación económica de su familia. Creen haber estado casadas con Onassis, aunque cuentan que llevan veinte años viviendo al día. No comprenden que en el divorcio TODOS PIERDEN SIEMPRE.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobresaltos.

Tan deprisa, tan despacio.

Somos personas y esto una pandemia.