Responsabilidades

Los trabajadores de todos los órdenes de la Justicia, parecen carecer de lo más elemental, capacidad y voluntad de asumir sus propias responsabilidades por el trabajo hecho tarde, mal o nunca.
Cuando un Letrado, un Arquitecto o un Médico comete un error, sea con dolo o con simple culpa, se ve en la necesidad de asumirlo indemnizando al perjudicado. Si es un Gestor, un Tramitador, uno de Auxilio Judicial, un Secretario, un Juez o un Magistrado, ninguno está dispuesto a aceptar la "ocurrencia del siniestro".
Son todos ellos, según la altísima estima en que se tienen, infalibles como el Papa cuando habla "ex cathedra". Están por encima del bien y del mal.
La realidad cotidiana nos enfrenta a sus errores habituales y somos nosotros los que tenemos que afrontar los costes de su incompetencia y encima pagamos las inexistentes indemnizaciones, explicando lo inexplicable a los justiciables.
El día en que, sin miedo a sus represalias, les abochornemos por su prepotencia, ignorancia, arrogancia, presuntuosidad, fatuidad, insubstancialidad, y falta de respeto, empezaremos a ser considerados como imprescindibles para impartir Justicia.

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