Cuando no es posible hacer nada

Los abogados sabemos bien que hay ocasiones en que no es posible hacer nada más, ni desde nuestra posición, ni desde los propios Juzgados, aunque se quisiera.
La frustración que siente el cliente y la que sentimos nosotros, nos hace buscar una última opción, una solución imaginativa, y a veces, demasiadas veces, ese último cartucho, no nos es posible quemarlo, ya que todo depende de otros, normalmente, el contrario, que sistemáticamente desatiende las obligaciones impuestas por las resoluciones judiciales.
En estos casos, cuando la vía son las multas coercitivas, los Juzgados suelen ser reticentes a aplicarlas, pero en la mayoría de ellos, sería como el bálsamo de Fierabrás, y lo resolvería todo. 
Hoy, por enésima vez en estos último tres años, un cliente al que se le instó una ejecución del régimen de visitas con sus hijos, ha vuelto a preguntarme ¿qué podemos hacer? y con gran desazón, porque no me gusta, le he dado la única opción, que a estas alturas se me ocurre, instar una extinción de los alimentos de los hijos, ya que ellos no tienen ni quieren ningún contacto son él.
Este es el peor de los escenarios, por toda la carga emocional que puede acarrear, pero, al menos, es una solución. Desde siempre ha abonado religiosamente todos los alimentos y gastos extraordinarios de sus hijos, incluso ha abonado cosas que no están estipuladas, pero la contraparte sigue bloqueando cualquier contacto, y sobre el hijo menor de 14 años podemos decir que es una manipulación materna, pero el mayor, que ya ha cumplido los 19, lo hace por voluntad propia.
Al final, no nos va a quedar otro remedio que intentar esa modificación de medidas, y así a lo mejor, la otra parte se aviene a razones.    

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