La coleta

Los abogados, como miembros de la raza humana que somos, aunque algunos no lo crean, cuando estamos en la soledad de nuestros despachos, e incluso a veces en las propias Salas de vistas, intentamos, dentro del debido decoro, estar cómodos, y una de las cosas que más nos incordian, sobre todo al sector femenino de la profesión, es el pelo.
Todos hemos visto o lucido, desde estilosos moños italianos sujetos con lápices o bolígrafos, sobre todo los días calurosos del verano, hasta artísticas coletas ubicadas en la parte superior de la cabeza, en el mismo sitio que las de los luchadores de Summo. Estas ultimas cuentan con la ventaja de despejar los ojos y permitir una lectura, sin estorbos de las notas y expedientes.
Mi compañera y, sobre todo amiga, Sara, esta tarde, se ha colocado el adminículo y lo cierto es que así ha trabajado mucho más cómoda, que si hubiera tenido que estar todo el rato sosteniendo su indómito flequillo, mientras preparaba los asuntos de mañana.
Me ha retado a escribir sobre ello, en la certeza de que algo asó no daría para un post, pero creo que se ha equivocado.
Mañana, cuando se me pase la euforia por la dimisión del peor MInistro de Justicia desde que dejaron de ser Secretarios del Rey, hablare del nuevo.

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