Manipulación.

En algunos procedimientos, sobre todo si está envuelta en ellos alguna clase de administración, acabas con la dolorosa sensación de que los Juzgados se "dejan engañar", para facilitar, aún más de lo que de por si se lo hace la ley, la vida a ese ente informe y opresor que es el Estado, la Comunidad Autónoma, la Diputación Provincial o el Ayuntamiento, en contra de los humildes administrados que los alimentan y engordan con sus exiguos recursos económicos y exhorbitantes impuestos.
Esa "cosa" tiene el control de los sellos de entrada y salida, de los documentos que incorpora a los expedientes, de cómo interpreta los plazos, los intentos de notificación o cualquier otra circunstancia.
Los administrados nos aguantamos y punto, y cuando llegamos al Juzgado, un amable funcionario, un secretario afín, un juez comprensivo, valida todos los desmanes, tropelías, atropellos, barbaridades, burradas cometidas, perpetradas, realizadas por esa misma administración.
Las leyes están sólo y exclusivamente para que algunos pringados las cumplamos y el resto, empezando por la administración, se la salte a la torera. Viva el estado de derecho, el imperio de la ley y la igualdad de todos ante la justicia.

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