Acaban y empiezan.

La vida de los abogados está llena de comienzos y de finales.
Los primeros pueden ser explosivos, como si de una carrera de velocidad se tratase, y tu vida durante unos pocos días gira exclusivamente en torno a ese principio, luego, como es bien sabido, todo se calma y comienzan a contar los plazos judiciales, que aunque recogidos en las leyes rituarias, su aplicación práctica, dista mucho, muchísimo de aproximarse a la realidad.
También tenemos principios lentos, por necesidad del asunto, periciales, informes varios, reuniones con expertos que nos ilustran sobre las circunstancias concretas, consultas a bancos, registros o notarías, y otro sin fin de cosas mas, y luego, la tramitación judicial es veloz como la luz, pues, tras la interposición de la demanda, llega un acuerdo extrajudicial beneficioso para todos.
Y ahora le llega el turno a los finales. Procedimientos que creías terminados hacía años, y de repente, resucitan, esto ocurre en penal, sobre todo, con las ejecutorias, y si hay responsabilidad civil, ya es la muerte a pellizcos. Pero no sólo, qué decir de las Ejecuciones dinerarias de Familia, que puedes pasarte siete años ejecutando poco mas de seis mil euros, y luego los intereses y además las costas.
Alfas y omegas de los procedimientos en los despachos. 

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