Junio.

Comienza este mes como terminó el anterior, con el mismo Magistrado en nuestro Juzgado favorito. Con su propia manera de hacer las cosas, de interpretar la LEC, de considerar las pruebas, de adoptar sus decisiones.
Desde hace más de diez años, en nuestra capital, por mor de la especialización, que no la excepcionalidad prohibida por el 117/6 CE, sólo existe un criterio, el suyo, que aunque parece constante y coherente, dista mucho de ello, y va dando bandazos, pero no por periodos de tiempo, o en función del letrado, no, es mucho más aleatorio, imprevisible y voluble. En ocasiones he llegado a pensar que era en función de las fases de la luna, pero ni con eso sigue un patrón.
Ser juez único en una materia debería ser bueno, por la previsibilidad de las respuestas, pero también es malo, pues los Magistrados de más arriba, por no molestarse en leer, le confirman todas las ocurrencias.
A mayor abundamiento, también creo que se deja influir más de lo necesario, e incluso de lo saludable, por sus propias filias y fobias.

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