Él mismo.

El pasado 8 de abril, y por la incomparecencia del acusado,debidamente citado, en legal forma, tuvo que suspenderse la vista, y el Presidente de la Sala, acordó una orden inmediata de búsqueda y presentación. Hasta el sábado no ha sido hallado. Y en aras de la rapidez, se me ha señalado vista el próximo 10 de julio a las 10 de la mañana. Como me coincide con otro previamente señalado para esa fecha de violencia de género y para evitar trastornos adicionales, dado el ventajoso acuerdo ofrecido por el Fiscal, esta tarde me he apresurado al centro penitenciario. 
Con el calor pegajoso que hacía, era el último lugar entre mis preferencias, para pasar y perder la tarde del miércoles. 
La visita ha sido más vana que una nuez hueca. Durante una hora me he desgañitado en el locutorio de jueces y abogados, explicando cuarenta veces la misma cosa, la oferta del Fiscal y preguntando cuarenta veces la misma cosa, lo acepta usted y me lo firma, o no lo hace.
Al final y dado que no ha querido ni oír ni escuchar ni una sola sílaba de mis explicaciones y argumentos, me he marchado frustrada con una espantosa idea martilleándome la cabeza, me voy a alegrar si al final le condenan conforme al Escrito de acusación provisional. Es muy triste, pero es la verdad, cuando se dicte sentencia en su contra, como persona me voy a sentir aliviada, aunque antes haga mi trabajo como abogada de la mejor manera posible, porque no habré perdido yo, se habrá ahorcado el solito y durante cinco largos, tediosos y aburridos años.

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