Viernes de abril e impaciencia.

Esta mañana, cuando ya se olía el fin de semana y tenía la sensación de haber cumplido con todo lo previsto, a mi compañera le han entrado las prisas por tener resoluciones.
En estos momentos, ya, casi nada depende de nuestra diligencia profesional y casi todo de la de otros, como suele suceder en nuestra profesión.
Estudiamos los asuntos, presentamos las demandas, las contestaciones, los escritos de defensa profesional, preparamos interrogatorios y recursos, siempre con plazos tasados y términos concretos y el resto de los que intervienen en el procedimiento en cuestion, pueden tardar todo el tiempo del mundo.
Desde el Decanato al tramitador, del gestor al Secretario, del Fiscal al Magistrado.
Cuando tienes resoluciones pendientes el tiempo se hace eterno, cuando es tu turno de mover ficha, el reloj vuela.

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