Cara de tonta.

Esa es exactamente la que se me ha quedado cuando mi cliente del juicio de hoy no ha venido.
El Presidente, que no parece saber que nuestros justiciables no tienen ningún respeto por nosotros, me pregunta si se algo de el. 
Hace varios meses me llamo una vez, desde un número oculto a las tres de la tarde. Le pedí que me volviese a llamar cuando estuviera en el despacho y hasta nunca.
Luego supe por un funcionario que estaba preventivo, y hoy he sabido, por el Fiscal que le soltaron la víspera de Nochebuena y por el Presidente que le acaban de condenar.
Vamos, que todo el mundo sabe de él, menos yo.
Incluso otro compañero, al contárselo, me ha dicho que estaba en el hospital por una paliza, y prometo que no he sido yo.
Cuando se reforme la LECrim deberían modificar, además de lo de los imputados, que es una chorrada, cosas importantes como esa. O la obligatoriedad de que un defensor esté en TODAS las diligencias de instrucción, no sólo a partir de que se dicte Auto de apertura de Juicio Oral, porque si no lo cambian seguiremos VULNERANDO el derecho de defensa.

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