Tras el descanso carnavalero.

Despues de estos días de asueto en Badajoz, por fin recuperamos la normalidad, es decir, a las 9:00 juicio en el Penal.
Cada día que pasa me convenzo más que la mayoría de nuestras condenas se obtienen por la Fiscalía sin pruebas. Las declaraciones interesadas son lo que sustenta, en la inmensa mayoría de los casos, las acusaciones, pero no se practican, en fase de instrucción, las diligencias pertinentes para el esclarecimiento de los hechos.
Hoy me enfrentaba a un delito contra la indemnidad moral, supuestamente cometido ante menores y las únicas pruebas presentes eran las exploraciones, practicadas por el Juez de Instrucción, nada más, ni un triste informe forense, nada de nada.
Y, si Dios no lo remedia, y pese a mis esfuerzos, le llevarán un año al talego.
Después de escuchar nueve declaraciones, aún no se cómo era la maldita ventana por la que supuestamente se produjeron las exhibiciones. Por lo que me resulta completamente increible que en su Señoría se haya producido un convencimiento, más alla de cualquier duda de si los hechos sucedieron o no, porque, a decir verdad, parecía que ni ellos mismos se creían lo que decían. Eso, sin mencionar algunas perlas que han soltado por la boca algunos de los indignados testigos.
Lo siento, pero quiero pruebas, no opiniones ni prejuicios, pruebas, informes expertos, análisis de todas las partes....Justicia, eso quiero. 


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