8 de marzo

Por convicción personal y por obligación profesional,  y por supuesto, en el mas estricto y legítimo uso de mi libertad personal, no he secundado la huelga feminista convocada para el día de hoy.
El Día internacional de la Mujer, antes llamado de la mujer trabajadora, es una conmemoración reivindicativa, ese es su objeto, sin embargo, me opongo a la instrumentalización que de la misma se está realizando. 
Es triste que en el siglo XXI tengamos que seguir anclados en polvorientos tópicos exacerbados.
Yo estoy por la igualdad entre hombres y mujeres, así me educaron en mi casa, donde ninguna clase de heteropatriarcado se ha practicado nunca. 
Cuando mis padres decían a estudiar, era igual que fueras hijo que hija, cuando había que hacer tareas domésticas, también daba igual el sexo, cuando había que recibir paga, todos recibíamos el mismo dinero. 
En el Colegio mi experiencia fue idéntica, durante el tiempo en que estuve en un centro mixto. Llegué a la Universidad y yo ni aprobaba ni suspendía por el hecho de ser mujer. Cuando preparé oposiciones, sucedía la misma cosa. 
Al empezar a ejercer como Letrado, allá por 1994, me dieron un librito con los Criterios Orientadores para hacer las minutas, que no diferenciaba si el minutante era varón o mujer, al igual que las indemnizaciones por las guardias y los asuntos de oficio, tampoco discriminan por razón de sexo las percepciones económicas.
Mi vida personal y profesional se ha desenvuelto en igualdad.
Nunca he obedecido a ningún hombre, y tampoco estoy dispuesta a obedecer a mujeres que se creen en el derecho de imponerme a mi y a la sociedad entera sus propios prejuicios.
Soy y siempre he sido una persona libre e igual a cualquier otra persona, no necesito, ni quiero, ni tolero que nadie me etiquete por mi sexo, ni para bien ni para mal. 
No necesito ser tutelada por el Estado, ni por asociaciones feministas ni por nadie, ya que con ello, me hacen el mas que flaco favor de considerarme "interés más necesitado de protección" y en vez de ayudarme, me perpetúan como víctima de una sociedad que sólo está en sus mentes, pero que yo no percibo así.

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