Por no tener problemas.

Hay veces que las personas acuden a los abogados para que no surjan problemas a posteriori, lo cual es una gran idea, e incluso llegan a pagar dinero por la misma razón.
Hoy ha sido uno de esos días. Nuestro cliente ha heredado una parte de una tierra que, como se suele decir, tiene "menos papeles que una liebre". Esa pequeña parcela que fue, en su día, propiedad del abuelo del sexagenario que nos ha visitado, nunca se inscribió en el Registro de la Propiedad, cosa muy normal por esos lugares y en esos años. 
Durante mucho tiempo lo único que servía para acreditar la titularidad de ese predio era el Catastro, el cual era religiosamente pagado, como arbitrio municipal ineludible. En una de sus actualizaciones, más o menos reciente, en 2003, y dado que ninguno de los herederos vivía en el pueblo, los funcionarios adjudicaron la parcela a un desconocido, un nombre de pila y un apellido, nada más, ni más DNI, ni más dirección ni ningún otro dato identificativo. 
Después de mucho revolver, el cliente ha conseguido que, desde Catastro, se le asegure la recuperación de la original anotación a favor de los herederos, pero, y aquí viene lo importante, nos ha pedido que redactemos una carta de pago porque los causahabientes van a restituir a quien abonó durante nueve años, lo sufragado en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles. 
Así se evitan los problemas, o mejor, se paga por no tenerlos.

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