Desconsuelo

Anoche me vi en la obligacion de informar a un cliente del resultado, al menos inicial, de su asunto.
Fue de esas ocasiones en que el silencio que se percibe al otro lado de la línea, suena a desconsuelo e impotencia, a incredulidad y abatimiento.
Nuestros clientes, legos completos en la técnica jurídica y a los que durante semanas intentamos desvelar el arcano mundo del procedimiento, sea civil o penal, al que una vez tras otras repetimos como un mantra mágico, las pruebas lo son todos, consigue ese papel, que acredita tal, tráeme ese recibo con el que podemos demostrar cual... de repente, ante la sentencia dictada se enfrenta a una cruel realidad, el Juez decide, según su prudente arbitrio, cual de ellas le parece importante, y cual no, y tras haberte dejado la piel en el periodo probatorio y en el resumen de prueba, la anécdota es lo único con lo que un experimentado magistrado se queda a la hora de dilucidar el asunto.
Lo peor tras esto, son las aplastantes estadísticas de las Audiencias, en cuanto a la revocación o confirmación de la resolución apelada, que nos harían, en un inumerable numero de casos, y con un criterio meramente estadístico renunciar a la obtención de la verdad material, y por tanto de la justicia debida a nuestros clientes. 

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